¡Cuatro días de arcoiris en Acapulco!: FRANCISCO FRANCO

Egresó de la carrera de Dirección de Actores del Centro de Estudios Cinematográficos (CUEC); ganó el Premio del Público y el de Mejor Fotografía (Erika Lice) con su ópera prima Quemar las naves en el marco del 5to. Festival Internacional de Cine de Morelia.
Franco ha dirigido también para teatro y televisión; demuestra una particular habilidad para llegar a las fibras más sensibles del ser humano y, a partir de ahí, crea personajes intensos con los que el público ha sido capaz al mismo tiempo de identificarse y espejear su propia historia. Quemar las naves cuenta con reconocimientos como el Ariel por Mejor Actuación a Irene Azuela y el de Mejor Música Original para Alejandro Giacomán y Joselo Rangel; obtuvo también el premio Descubrimiento, en Toulouse; y el del Público, en Budapest.

UN BANQUETE EN TETLAPAYAC, de Olivier Debroise

Tetlapayac es el lugar donde Eisenstein rodó „¡Qué Viva México!“. El escritor y crítico de cine Olivier Debroise lo toma como punto de partida para su reflexión visual e intelectual sobre este Opus magnum. En distintos niveles persigue las preguntas acerca del valor actual de esta película y el fracaso de Eisenstein. Para esta reflexión invitó a una serie de amigos, actores y críticos para un banquete de varios días, donde se come, se festeja, se platica y se actúa. Por un lado una reconstrucción documental de las circunstancias (donde nos es revelado que el actor principal mató a su hermana (¿sin quererlo?)) y por otro lado reflexiones libres de los críticos. Desde hace mucho tiempo no ha habido en el cine una reflexión tan intensa que realmente se pueda medir intelectual, emocional y visualmente con su objeto.

QUEMAR LAS NAVES, de Francisco Franco

ESPACIO DE VUELTA, de Argel Rojo

Documental. con duración de 17 minutos realizado en video en el que el personaje principal muestra la dinámica de las llamadas “vueltitas mágicas” o puntos de encuentro y ligue entre hombres en espacios públicos, dejando entrever aspectos de su vida, que quizá él mismo ignora o depone como su soledad, sus miedos y sus anhelos. A lo largo de este recorrido nocturno de rostros borrosos y luces de auto intermitentes vemos un mundo que, si bien se esconde, está a la vista de todos y trascendemos el mito logrando una comprensión mucho más humana; sin señalamientos ni juicios.

BRAMADERO, de Julián Hernández

Este cortometraje que estaba pensado para una pareja heterosexual, con lo que Julián Hernández daría un vuelco a su cinematografía gay, terminó protagonizado por dos hombres, pues fue imposible encontrar una actriz, según refirió el director. Un pequeño espacio arrebatado a la masa citadina es el cómplice del encuentro entre Hassen y Jonás. Apartados de la muchedumbre logran encontrar ese lugar que les permite seducirse, acecharse y atraerse hasta lograr fusionarse. Al convertir el sexo en deseo y el deseo en amor, no les queda sino la muerte como opción ineludible para conservar esa soledad impuesta y predestinada. El Bramadero puede ser un espacio colectivo disfrazado de particularidad, pero siempre habrás de salir tan desnudo y solo como llegaste.tor.